La pared se seca por evaporación del agua en su superficie. Esto hace que el aire de la habitación sea más húmedo y que la evaporación sea más lenta. Este aumento de la humedad puede reducirse mediante un buen intercambio de aire (ventilación regular) o utilizando un dispositivo de secado que evite el retraso del secado.
Por tanto, una unidad de secado es útil si no es posible un intercambio de aire suficiente o el aire exterior es demasiado cálido y húmedo (por ejemplo, en verano).
Durante el proceso de secado, el agua de los poros del material de construcción siempre debe migrar primero a la superficie de la pared para evaporarse allí. Se trata de un proceso lento que la propia unidad de secado no acelera.
Sin embargo, una aceleración real de secado puede conseguirse utilizando un ventilador. Si se instala de forma que el aire sople a lo largo de la pared, se crea una presión negativa en la superficie de la pared. Esto acelera el transporte del agua de los poros a la superficie.